Roca Rey corta la primera oreja en el reencuentro de Sevilla con los toros
Morante de la Puebla estuvo a punto de triunfar en el cuarto y Aguado tuvo un mal lote

Andrés Roca Rey ha sido el triunfador de la primera de San Miguel, corrida que supuso la vuelta de los toros a Sevilla después del parón motivado por la pandemia. El diestro peruano se entregó en sus dos toros y fue el único que tocó pelo. Estuvo cerca del triunfo también Morante de la Puebla en el cuarto, al que hizo una bella faena malograda con la espada. Pablo Aguado tuvo poca suerte con su lote y se resintió de una antigua lesión en su rodilla. La maestranza sevillana fue un hervidero de emociones en el arranque de la tarde. El reencuentro con los toros se notó en los tendidos, que ovacionaron con fuerza a los tres toreros después del paseíllo, obligándolos a saludar en el arranque de la tarde. El primero de la tarde fue un toro acobardado y siempre a la defensiva que creó complicaciones en banderillas y las mantuvo en la muleta. Morante no pudo lucirse con el capote. Con la muleta tanteó una embestida que se antojaba imposible, de modo que optó por abreviar. Fue silenciado. En el cuarto, Morante dejó algunos lances buenos por el pitón derecho. El toro acusó los dos puyazos pero el de La Puebla se lo llevó a los medios y acarició su embestida en la primera serie, que tuvo un derechazo larguísimo. A partir de ahí dibujó una fantasía de muletazos: molinetes, trincherillas, derechazos de mano baja, naturales con sabor con los que deleitó al público. Se guardó para el final una última serie de derechazos plena de torería y sevillanía en el remate. El acero le apartó de un triunfo seguro. Roca Rey toreó muy bien la verónica al segundo de la tarde, que ya apuntó muy buenas cosas en este primer tercio y en banderillas, donde se lucieron Juan José Domínguez y Juan Carlos Tirado. Roca comenzó templando mucho con la derecha en dos series despaciosas y bien rematadas. Al natural dio dos tandas ligadas y a más, antes de volver a la derecha y llevar muy larga la embestida de su gran colaborador, un toro de Victoriano Del Río que tuvo bravura y gran calidad. Terminó con estéticos ayudados y mató al segundo intento, cortando la primera oreja de la tarde. En el segundo de su lote manejó el capote con facilidad. Pablo Aguado hizo un quite por chicuelinas muy aplaudido